A lo largo de nuestras vidas, las mujeres solemos acostumbrarnos a situaciones que, desde ciertas perspectivas, pueden considerarse una virtud o un defecto. En ocasiones, permanecemos en trabajos o entornos que no nos hacen sentir completas, a veces durante años, arraigadas por el miedo al cambio. Pero llega un día, un momento de quiebre que nos impulsa a dar un paso adelante, un paso hacia la búsqueda de lo que realmente anhelamos.
Es esencial comprender que el tiempo es un recurso que no podemos recuperar ni detener. Nadie quiere mirar atrás y lamentar el tiempo perdido en una vida que no les brindó felicidad. Por lo tanto, mi recomendación es que no esperes, que te decidas a avanzar hacia tu propia satisfacción personal. Porque el tiempo no espera por ninguna de nosotras.
Si te permites una breve digresión, me encantaría compartir una historia que tomé prestada del cine, una historia que se titula "Un Pastel de Manzana para la Hipoteca". En esta película, conocemos a Ángela, una madre soltera con tres hijos, a punto de perder su casa. Desesperada, recurre a una pasión que había tenido desde su infancia.
Desde muy joven, Ángela aprendió a hacer pasteles de manzana con su abuela, una actividad que desarrolló con habilidad y devoción. Sin embargo, solo lo consideraba un pasatiempo. Pero en un momento crucial de su vida, Ángela se dio cuenta de que su pasión podría convertirse en su sustento. Vendiendo 100 pasteles a 40$, recaudó el dinero para salvar su casa.
Estas dos preguntas nos invitan a reflexionar: ¿Por qué esperar a estar en aprietos para descubrir nuestros talentos y pasiones? ¿Cómo habría sido la historia de Ángela si hubiera creído en su talento desde el principio, en lugar de malgastar sus días en un trabajo insatisfactorio que la hacía profundamente infeliz?
Si en algún momento te has sentido perdida, debes saber que no es algo negativo en su totalidad. A veces, sentirte perdida es una oportunidad para reconocer que es el momento de actuar.
La mayoría de nosotras hemos experimentado la influencia de nuestros padres en nuestras elecciones de vida desde temprana edad. Respondíamos a la pregunta "¿Qué quieres ser cuando seas grande?" pensando en cómo complacer y enorgullecer a nuestros seres queridos. Esto también fue mi caso. Mis padres son arquitectos, y yo decidí estudiar diseño arquitectónico de interiores, en gran parte para complacerlos con mi elección.
Completé mi carrera y la ejercí durante un tiempo, pero mi trabajo me resultaba desmotivante. Así que decidí embarcarme en un viaje a España en busca de respuestas, cursando un Máster complementario a mi carrera. Sin embargo, no encontré la señal que esperaba. Al regresar a mi país, seguía sintiéndome incompleta.
Algunos años después, me di otra oportunidad y viajé a Barcelona para realizar un postgrado de actualización. Fue entonces cuando encontré lo que tanto buscaba: emoción, ilusión y felicidad. Fue en ese momento en el que comprendí que el talento te motiva y te impulsa a hacerlo mejor cada día.
En ocasiones, nos preguntamos: "¿Qué pasa conmigo? ¿Por qué no soy feliz a pesar de las oportunidades que he tenido?" Descubrí que no hay nada malo en ti, a veces la vida nos brinda numerosas oportunidades, pero debemos tener la valentía de cambiar de rumbo si lo que hacemos no llena nuestros corazones.
Ahora, me gustaría compartir contigo un ejercicio que me ayudó a descubrir por qué no era feliz, a pesar de elegir una carrera en la que tenía habilidades. Este ejercicio también podría ayudarte a encontrar lo que realmente te apasiona.
El ejercicio del talento y la pasión:
El talento se refiere a las capacidades especiales que poseemos para realizar ciertas tareas, que aprendemos con facilidad y desarrollamos con habilidad. Puede ser algo en lo que somos naturalmente buenas.
La pasión, por otro lado, es esa emoción intensa y positiva que sentimos al realizar una actividad. Es algo que hacemos por amor, incluso si no nos pagaran por ello.
Existen cuatro posibles escenarios cuando se trata de talento y pasión:
No tienes talento ni pasión para algo. En este caso, puedes trabajar en mejorar esas habilidades o simplemente delegar tareas que involucren esas áreas.
Tienes talento, pero no sientes pasión. Esta fue mi experiencia anteriormente: tenía talento para mi carrera, pero no me apasionaba. Cada proyecto era un desafío.
No tienes talento, pero sientes pasión. La pasión es tan poderosa que te dedicas con esfuerzo y aprendizaje constante. A pesar de la falta de talento innato, puedes alcanzar el éxito.
Tienes talento y pasión. En este escenario, el talento y la pasión se alinean, lo que te permite trabajar en lo que amas sin esfuerzo adicional.
Para identificar tus talentos y pasiones, te propongo un ejercicio sencillo. Toma una hoja de papel y crea dos columnas: una para tus talentos y otra para tus pasiones. Llena estas columnas con lo que consideres que eres talentosa y lo que te apasiona.
Es importante preguntar a amigos y familiares para obtener un feedback externo. Sus perspectivas pueden ayudarte a descubrir talentos y pasiones que quizás no hayas considerado.
Finalmente, recuerda que no necesitas resolver de inmediato cómo rentabilizar tus talentos y pasiones. Enfócate primero en descubrir y potenciar estos dones. La próxima vez, exploraremos cómo hacer que sean valiosos para otros y económicamente rentables.
Tu misión es descubrir y elevar tus talentos a la máxima potencia, porque trabajar en algo que no conoces realmente no es una opción. Y cuando estés preparada, evitarás el desencanto de darte cuenta de que lo que haces no te llena de satisfacción.
Sigamos juntas en este viaje hacia la realización personal y profesional. Te espero en la próxima entrega, donde exploraremos cómo hacer que tus talentos y pasiones sean valiosos para ti y para los demás.
Con cariño,
Wendy
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